Manual para vivir en la era de la incertidumbre

ETHIC

Es una huella antropológica tener miedo a lo desconocido. Los cambios se están produciendo a tal velocidad que todo el panorama que se presenta ante nosotros parece un inmenso agujero negro que se ha tragado nuestras certezas. Como si entráramos en él sin brújula ni linterna.

El presentismo de las redes sociales, el descontrol informativo propiciado por el click bait, que prima la captación obsesiva de audiencia sin importar el contenido, más la resaca de la crisis financiera global han dejado una sensación de fin de época. Una transición que, como nos enseña la historia, es propicia a la creación de monstruos que rellenan ese vacío con palabras vacuas pero efectivas. He ahí el populismo, de derechas y de izquierdas, que ha encontrado en las redes y la posverdad una herramienta eficaz para propagar sus falsos remedios.

Pero hemos de preguntarnos por qué ha calado tan fácilmente el mensaje populista en una sociedad occidental con un pasado ilustrado y de construcción liberal-democrática que ha costado tantos siglos y esfuerzos conseguir. El populismo es el síntoma de una patología de las propias democracias liberales, que han fallado a la hora de cumplir las propias expectativas que nuestro sistema generó. Existe una brecha generacional peligrosa y una sensación extendida de resignación respecto al declive socioeconómico de los años por venir.

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